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domingo, 6 de octubre de 2013

El zorrino, el puma y el cóndor

Como recordarán de "Kóoch, el creador de la Patagonia" y "Los inventos de Elal", el gigante había raptado a Teo, la nube y el Kóoch profetizó que si ella tenía un hijo, éste sería más poderoso que el gigante y lo vencería. Así nació El'Al y un día huyó de la isla para crear todo lo que aún faltaba crear en el mundo. Kóoch creo el universo, El'Al creo el hombre...
La leyenda de hoy fue recopilada por Nahuel Montes en "Cuentos, mitos y leyendas patagónicos" y corresponde a las leyendas que hablan sobre la creación. Dice Nahuel Montes que "fue referido por Kantrü, el anciano narrador de la voz profunfa, habitante de la reservación de Sepaukal, en el sureño departamento de Telsen, provincia de Chubut".

El lago de los tres en El Chaltén

El zorrino, el puma y el cóndor

Cuando terr-werr (tucu-tucu) eligió a los mensajeros que convocarían a los animales para la reunión en la laguna, le encomendó a Oije, el zorrino, la tarea de avisarle a la avutarda que El'Al ya estaba en condiciones de emprender el viaje para alejarse de Korkonk, la isla, con rumbo a la Mapu (la tierra, la Patagonia). Encantado con su misión, Oije salió corriendo tan apurado, que Goyse, el gigante hermano de Nóshtex, que se encontraba patrullando junto a la orilla del lago, le preguntó el motivo de su urgencia.

Al verse frente al malvado hermano, el zorrino se asustó tanto que terminó por confesar toda la verdad, pero una lechuza que pasaba casualmente por allí lo escuchó y regresó de inmediato junto a Terr-werr, a quien contó lo que había sucedido. La indignación fue tremenda, pero El'Al, que comprendió lo indefenso que se había sentido Oije frente a Goyse, en lugar de castigarlo, decidió darle un medio de defensa para el futuro, y le hizo crecer la glándula que lo caracteriza, la cual expele un olor tan nauseabundo que pone en fuga a otros animales mucho más grandes que él.

Desde entonces, cuando Oije se encuentra con un hombre, se siente avergonzado de haber sido tan cobarde y, creyendo que es otro gigante, reacciona rociándolo con el pestilente líquido. No obstante los esfuerzos de Terr-Werr por convocar a todos los animales, tanto Goin, el puma, como Ñaiki, el gato montés, y los demás felinos, a pesar de haber sido avisados de la reunión, primero por Kapenkenk, el flamenco y luego por Mexeush, el ñandú, optaron no sólo por no concurrir a ella, sino también por reconocer que tampoco hicieron nada por impedirla.

Sin embargo, Terr-werr, la tucu-tucu protectora del muchacho, enojada por la actitud de los gatos silvestres, aconsejó a El'Al que los combatiera en todos los terrenos, advertencia que desató una lucha sin cuartel, especialmente entre los pumas y los hombres. Y prueba de esta lucha fue, por ejemplo, la caverna en que se alojó nuestro héroe en el Chaltén, a poco de llegar a la Mapu, que se encontraba tapizada y alfombrada por innumerables pieles de los pumas a los que el joven iba venciendo en su constante batallar.

Pero Goin no era rival únicamente de El'Al, sino también de todos los seres vivientes que éste había creado, especialmente del hombre, cuyas crías el puma ataca cuando se hallan lejos de sus padres, y a los mayores cuando se encuentran enfermos o imposibilitados de defenderse.

No obstante, la fortaleza y el indómito coraje de Goin en el combate son proverbiales, y los antiguos tehuelches, antes de las batallas contra el invasor blanco, solían encender fogones de lenga, molle o ñire y calentar en ellos huesos de puma y sorberles la médula para adquirir de esa forma su bravura y su desprecio por el temor.

Otro de los animales que se negaron a prestar ayuda a El'Al cuando debió huir de la persecución de su padre Nóshtex (gigante de la isla), fue Xoiye, el cóndor, que durante uno de sus largos planeos sobre la cordillera habia visto a kelfü, el cisne, cuando depositaba al joven Dios en la ladera del Chaltén.

Ansioso de congraciarse con el gigante, Xoiye se apresuró a denunciar a El'Al frente a su padre, pero una vez más el odioso Nóshtex fracasó en su intento de cumplimentar el propósito de asesinar a su hijo, ya que éste, que se mantenía alerta, creó de inmediato una selva impenetrable, que impidió a su padre llegar hasta él.

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