Blog de Literatura - Fomentando la Lectura

domingo, 25 de mayo de 2014

Algunos haikus de Matsuo Basho - Poesía japonesa

He estado un tanto ausente debido a la carga de trabajo y el hecho de que estoy de guardia pero trataré de retomar la publicación de poesía.
Hoy, en un momento de ocio, estaba viendo por n-ésima vez una peli que me encanta basada en un libro que adoré: "Memorias de una Geisha". El autor del libro homónimo es Arthur Golden pero ya me estoy yendo por las ramas. El punto es que al ver la película recordé un libro llamado "Budismo Zen" de Daisetz T. Suzuki en el cual se nos cuenta como fue que el Budismo llegó a Japón y se mezcló con su cultura llegando a ser lo que hoy llamamos Budismo Zen. La cuestión es que la influencia fue tal que también llegó a todas las formas de arte, incluida la literatura. El haiku, la más breve forma de expresión poética japonesa, si bien no se originó gracias al zen, fue utilizado como medio para difundirlo. El poeta componía gracias a la contemplación y la meditación.

Furuike-ya!
Kawazu tobi-komu
Mizu-no oto!

(¡Oh, viejo estanque!
Salta una rana,
¡El ruido del agua!)

Este haiku pertenece a Matsuo Basho, un poeta y monje budista japonés del siglo XVII. Al respecto Suzuki nos dice: "En su sentido literal, esto no es más que la simple constatación de un hecho. Hay un viejo estanque (...). El agua del manantial (...). Una pequeña rana verde sale de la hierba y salta hacia el agua, originando una serie de ondas que se expanden hasta llegar a la orilla. La pequeña rana no pudo hacer demasiado ruido al entrar en el agua. Pero, dada la tranquilidad reinante en el entorno, no podía pasar inadvertida para Basho, que, sin duda, se encontraba absorto en una profunda contemplación de la naturaleza. Por débil que el sonido pueda haber sido, fue suficiente para sacarle de su meditación. Así lo hizo constar por escrito en las diecisiete sílabas del haiku que brotaron de su conciencia. (...) Pero es preciso subrayar una importante observación y es que, para Basho, el poeta y vidente (o místico), el valor del estanque no procede de ninguna fuente exterior, sino del estanque mismo. O, más exactamente, el propio estanque es en sí mismo el valor. El estanque no se hizo significativo para Basho debido a la valoración de su relación con algún objeto externo. Por decirlo con otras palabras: el salto de la rana en el estanque que produciendo salpicaduras y ruido de agua, fue la ocasión - intelectual, dual u objetivamente hablando - para que Basho comprendiera que él era el estanque y el estanque era él y todo valor contenido en esa identificación en sí misma. (...) En ese momento en que reconoció el hecho, éste se hizo en sí mismo significativo.(...) Pero mejor sería expresar la misma idea de otra forma: ningún, así llamado, mundo objetivo con ranas, estanques etcétera, existía en absoluto hasta el día en que una persona llamada Basho apareció repentinamente en escena y escuchó el ruido del agua."
¿La compliqué mucho con la explicación de Suzuki? En fin, lo que hay que rescatar es que el haiku va más allá de lo literario, yo diría que está más bien relacionado con lo filosófico (ya sé que "filosofía" aplica sólo a los griegos pero permítanmelo). ¡Y cuanto hay que se atreve a decir que escribe haikus por el simple hecho de respetar la cantidad de moras (o sílabas...)!
Tomé a Basho como representante del haiku japonés y busqué algunos de sus trabajos. Espero que les gusten.

Basho por Katsushika Hokusai (1760-1849)


kono michi wa
yuku hito nashi ni
aki no kure


Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepúsculo
.



asagao ni
ware wa meshi kuu
otoko kana

Soy un hombre
que come su arroz
ante la flor de asagao.
 

hitotsu ya ni
yuujo mo netari
hagi to tsuki


Bajo un mismo techo
durmieron las cortesanas,
la luna y el trébol.

shirageshi ni
hane mogu choo no
katami kana


Como recuerdo,
a una amapola
deja sus alas la mariposa 

omokage ya
oba hitori naku
tsuki no tomo

Visión en sombras.
Llora una anciana sola,
la luna como amiga. 

nozarashi wo
kokoro ni kaze no
shimu mi kana

Expuesto a la intemperie y resignado, 
el frío... ¡cómo corta
mi cuerpo!

 nozarashi o
kokoro ni kaze no
shimu mi kana

A la intemperie,
se va infiltrando el viento
hasta mi alma.

shizukasa ya
iwa ni shimiiru
semi no koe

Todo en calma.
Penetra en las rocas
la voz de la cigarra.

tabi ni yande
yume wa kareno wo
kakemeguru

Habiendo enfermado en el camino,
mis sueños merodean
por páramos yermos.







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