Hace ya un tiempito que ando con ganas de
subir algún mito griego. Tenia en mente el concurso de belleza entre las diosas
ya que me resulta muy gracioso (lo subiré otro día, prometido), pero hoy,
buscando sobre la primavera, di con el mito de Deméter, la diosa de la
agricultura, y su hija Perséfone.
Ayer aquí fue el día de la madre. Y el mito de Deméter es, sin lugar a dudas, la historia de lucha de una madre...
Hades, dios del inframundo, se
llevó a Perséfone consigo, y su madre, desesperada y angustiada, salió en busca
de su hija dejando sin cuidado los cultivos. La tierra comenzó a secarse y las
plantas a morir. Entonces Zeus ordenó a Hades que libere a Perséfone pero ésta,
antes de retornar a casa, comió unas semillas del bajo mundo y por ello deberá regresar. A raíz de ello, Perséfone vivirá con su madre en primavera y verano, y en el invierno bajará al
inframundo con Hades (para los griegos las estaciones eran sólo tres). Y así, cuando Perséfone regresa con su madre, los campos reverdecen,
prosperan los cultivos, y se anuncia la primavera…
Pero quien mejor que Homero para contarles
todo lo sucedido a Deméter… Los dejo con el “Himno a Deméter”, de Homero
:D
HIMNO HOMÉRICO A DEMÉTER
(CORO)
Por tí Deméter augusta, la de hermosa
cabellera
Entonamos este himno, y Perséfone tu hija
A la que Hades robó, con el permiso de Zeus,
Cuando en aquella ocasión, alejada de su madre
Mientras alegre jugaba con las hijas de Océano
Al par que cogía flores: azafrán, violetas,
rosas
Y gladiolos y jacintos, y narcisos delicados
Que la tierra hizo brotar para halagar a los
dioses.
Pero una brecha se abrió en la llanura de
Nisa,
Y allí surgió el Soberano con sus yeguas
inmortales
El que fuera hijo de Crono y que tiene tantos
nombres,
Y aunque puso resistencia, de ella se apoderó,
Terribles fueron sus gritos que suplicaban a
Zeus,
Más ninguno de los dioses ni de los hombres
mortales
Ni siquiera los olivos se apiadaron de su voz.
Sólo la hija de Perses, la escuchó desde su
cueva.
Hécate la hechicera, y el Sol que todo lo ve
Mientras aquella gritaba pidiendo ayuda a su
padre,
Mas aquél se hallaba ausente, alejado de los
dioses,
Recibiendo las ofrendas que los hombres le
ofrecían.
Y así su tío paterno que recibe muchos nombres
Se la llevó por la fuerza, según voluntad de
Zeus.
Mientras la Diosa se vio con los pies sobre la
Tierra
Aún mantuvo la esperanza a pesar de los
pesares
Pero al entrar bajo tierra, lanzó un grito de
terror
Que resonó por los montes y los abismos del
mar,
Cuando su madre lo oyó se encogió su corazón,
Se desgarro su vestido y se mesó los cabellos,
Y un negro velo de luto se puso sobre los
hombros.
Como un ave de presa la buscó por todas partes
Y la Diosa venerable vagó errante nueve días
Y presa de su dolor ya no probó la ambrosía,
Que es el néctar de los Dioses, ni volvió a
lavar su cuerpo
Más a la décima aurora con Hécate se encontró
Con una antorcha en la mano y así le dijo a la
Diosa:
(HÉCATE)
“Soberana Deméter la de espléndidos dones
¿Quién de todos los Dioses o todos los
mortales
Te ha quitado a Perséfone y ha afligido tu
ánimo?
Yo pude escuchar su voz mas no vi quién la
robó”
(CORO)
Y las dos marcharon juntas con teas encendidas
Y llegaron hasta el Sol y ella le preguntó:
(DEMÉTER)
“Sol que todo lo alumbras, ayúdame al menos
tú,
Si alguna vez, de algún modo, fui grata a tu
corazón.
La hija a la que parí, mi más querido tesoro,
Escuché su agudo grito, que resonó por el
cielo
Como quien sufre una afrenta, mas no pude ver
quién era.
Tú que todo lo contemplas en la Tierra y en el
Mar
Díme si has visto a mi hija y quién me la ha
arrebatado.”
(CORO)
Así habló la hija de Rea y el Sol así le indicó:
(SOL)
“Hija de Rea, de hermosa cabellera,
Soberana Deméter, en seguida lo sabrás
Pues
grande es el respeto que siento por tu persona
Y también la compasión por lo que te ha
pasado.
Ningún otro es el culpable sino el mismísmo
Zeus
Que con Hades hizo un pacto para entregarle a
tu hija
Y que así fuera su esposa, y él se la ha
llevado al mundo de las tinieblas.
A pesar de sus gritos, en su carro sombrío.
Así que tú, Diosa, procura
Dejar tu llanto y no le guardes rencor….
Que no es un indigno yerno el soberano de tantos,
Que es de tu misma semilla y
Dejar tu llanto y no le guardes rencor….
Que no es un indigno yerno el soberano de tantos,
Que es de tu misma semilla y
Sabes bien dónde vive,
Y qué lote le tocó cuando se hizo el reparto entre los tres hermanos…
Y qué lote le tocó cuando se hizo el reparto entre los tres hermanos…
(CORO)
Tras decir estas palabras se marchó el Sol en
su carro.
Un dolor mucho más cruel se apoderó de la
Diosa,
Y vagó entre los mortales alejada del Olimpo.
Así llegó cierto día hasta la tierra de
Eleusis,
Donde gobierna Celeo, que es el rey de esta
ciudad.
Y a la vera del camino se sentó junto a un
olivo
Muy cerca de un pozo donde sacaban agua los
hombres.
Y tomando la apariencia de una anciana
venerable
Se la encontraron las hijas del soberano
Celeo.
Y de este modo le hablaron las cuatro hijas
del rey:
“Dinos anciana quién eres y desde dónde has
venido,
Tan lejos de la ciudad o de alguna casa amiga”…
Así le hablaron las cuatro y ella así le
respondió:
(DEMÉTER)
“Os saludo, hijas queridas, quienes quiera que
seáis,
Dós es mi nombre de pila, el que mi madre me
puso
Y yo he venido desde Creta, tras el ancho mar.
Después de que unos piratas me cogieran por la
fuerza,
Pero al fin pude escaparme y aquí llegué
vagabunda.
Qué los dioses os concedan buenos esposos e
hijos,
Pero tened compasión de mí, que soy una
anciana.
Y decidme si sabéis de una casa dispuesta
A darme techo y sustento a cambio de mis
servicios.”
(CORO)
Así les habló la diosa y la más alta le dijo:
“Anciana venerable, bien sabes que nosotras
Debemos soportar, lo que quieren los dioses,
Puedo darte los nombres de algunos muy
poderosos
Que a gusto te acogerían al ver tu aspecto de
Diosa.
Pero aguárdate primero a que vayamos a casa
Y hablemos con nuestra madre para pedir su
opinión”
Así dijo y sin más tregua regresaron las
hermanas
con sus cántaros de vuelta. Y de acuerdo con
su madre,
Volvieron junto a la Diosa, para invitarla a
su casa.
Y allí mismo la encontraron donde la habían dejado.
Cuando la diosa llegó a la casa de Celeo,
Allí en el pórtico estaba una madre con un
niño
Y al entrar en el umbral la Diosa se iluminó.
Cuando la vio Metanira de esta manera le habló.
(METANIRA)
“Yo te saludo, mujer, que tienes tan noble
porte,
En tu mirada se ve que eres de sangre real,
¿Puedes criarme este niño que me ha llegado
tardío?
Si tú consigues criarlo y que llegue a ser un
mozo,
Serás la envidia de muchos que verán tu recompensa”.
(DEMÉTER)
“También te saludo yo como a ti
te corresponde
Y ten por seguro que yo me
encargaré de tu hijo
Que crecerá sano y fuerte y nada
le faltará.”
(CORO)
Así criaba la Diosa al hijo de
Metanira
Y crecía como un Dios de
ambrosía amamantado
Y por la noche dormía entre
tizones oculto.
Mas una vez Metanira descubrió
lo que pasaba.
Cuando Deméter lo supo así le
habló a Metanira:
(DEMÉTER)
“Hombres que sois ignorantes de
lo bueno y de lo malo,
Tú por tu propia ignorancia, te
has buscado la desgracia,
Pues iba a hacer a tu hijo
inmortal como los dioses,
Mas ya no puede escapar a la
muerte ni al destino.
Yo soy la diosa Deméter, la que
ofrece las cosechas,
Y dispongo que en mi honor se me
levante un gran templo
Y un altar dentro de él al pie
de la ciudadela
Pues de ahora en adelante me
rendiréis pleitesía.”
(CORO)
Y al decir estas palabras mudó
de aspecto la diosa.
Se quitó la vejez y volvió a ser
hermosa,
Una luz cegadora de su cuerpo
salía.
Quedó muda Metanira sin
acordarse del niño
Que lloraba en el suelo sin que
nadie lo oyera.
Y las mujeres trataban de
apaciguar a la diosa,
Durante toda al noche hasta
despuntar el alba.
Por fin ordenó Celeo que
construyeran un templo,
Y un altar en su interior como
la diosa quería.
Y hasta que no lo acabaron ningún
hombre descansó.
Allí la diosa Deméter, alejada
de los dioses,
Permanecía muy triste, apenada por su hija.
Y aquel año provocó que fuera el
más espantoso,
Que los hombres conocieran sobre
la tierra fecunda.
Pues en ninguna región medraba
semilla alguna,
Que Deméter se encargaba de
mantenerlas ocultas.
En vano curvos arados se
hincaban sobre la tierra.
Y toda la raza humana habría
muerto de hambre.
Y no habría más ofrendas a los
Dioses inmortales,
Si Zeus que todo lo ve no se
hubiera dado cuenta.
Pero fue enviada Iris a
convencer a Deméter,
La de hermosa cabellera, por
orden del mismo Zeus,
Llegó hasta Eleusis la diosa y
en su templo la encontró.
Con una túnica oscura y de este
modo le habló:
(IRIS)
“Deméter escúchame, que es el
mismísimo Zeus
El que te ordena volver con los
dioses sempiternos.
Vuélvete pues con los tuyos y
obedece sus mandatos.”
(CORO)
Así le habló suplicante mas no
convenció a la Diosa.
Pasó un día y luego otro y la
Diosa no cedió,
Por eso Zeus mandó a Hermes que
fuera al Hades
Y que trajera a Perséfone a los
brazos de su madre.
Al punto Hermes partió y se
encontró al soberano
En sus oscuras moradas, junto su
esposa muy triste.
El asesino de Argos de este modo
así le habló:
(HERMES)
“Hades de oscuro cabello,
soberano de los muertos,
El padre Zeus te ordena que
dejes libre a Perséfone
Y que vuelva con su madre para
que cese su odio,
Pues ya tiene planeado aniquilar
a los hombres.
Y ha ocultado la semilla, para
que no hagan ofrendas.
Y alejada del Olimpo alimenta su
rencor.
Y sentada permanece junto a su
templo de Eleusis.”
(CORO)
Así habló el Argicida y escuchó
sus palabras
El señor de los muertos, que a
Perséfone dijo:
(HADES)
“Debes volver con tu madre y que
te vea contenta,
Yo seré un esposo digno, pues
soy hermano de Zeus,
Y mientras estés conmigo serás
reina soberana…”
(CORO)
Al escuchar sus palabras,
Perséfone se alegró,
Pero antes de partir tomó un
grano de granada,
Que es dulce como la miel y que
Hades le ofreció
Porque sabía que así tendría que
regresar.
Cuando Hermes la condujo hasta
el templo de Deméter,
Se abrazaron madre e hija con
una inmensa alegria,
Más negro presentimiento tuvo la
diosa Deméter
(DEMÉTER)
“Escúchame hija querida, tan
sólo díme una cosa.
¿No habrás probado bocado
mientras estabas abajo?
Porque si aún no lo has hecho
podrás vivir con nosotros,
Pero si algo comiste, tendrás que volver allí,
Pasarás los inviernos en la
tierra profunda
Y al llegar el calor y la tierra
esté verde,
Con nosotros vendrás a reunirte
de nuevo.”
(PERSÉFONE)
“Quiero contártelo todo en
verdad y sin engaños,
Cuando Hermes me salvó yo di un
salto de alegría,
Pero entonces sin querer probé de aquella granada.”
(CORO)
Zeus al fin envió a Rea con un
mensaje
Para traer a Deméter junto al
resto de los dioses,
Y prometió concederle los honores
que quisiera.
También vio con buenos ojos que
la muchacha estuviera
Una parte entre tinieblas y dos
partes con su madre.
A cambio Zeus le pedía que
cesara en su rencor,
E hiciera crecer el fruto que da
la vida a los hombres.
Al oír esto Deméter serenó su
corazón,
E hizo brotar el fruto en los
campos de labranza
Y la tierra antes estéril se
convirtió en un jardín.
Desde entonces en Eleusis, en
honor de la diosa
Se celebran los misterios que no
se pueden contar.
¡Felices aquellos hombres que
los hayan conocido!
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