Ayer leí en algún lugar que el 21 de Marzo es el día internacional de la poesía. Llego un día tarde pero pensé en compartir algunos sonetos de William Shakespeare. En julio del 2013 publiqué los sonetos XV y XVI y siempre tuve la intención de publicar algún otro pero no lo hice. En realidad, quisiera publicar alguna de sus obras de teatro. Y calculo que lo haré en breve. Si me decido por alguna, será la próxima lectura ya que hay poco teatro en este blog... Si no, quedará para más adelante.
Todos conocemos a William Shakespeare por lo que en la entrada anterior del blog no escribí sobre él. Olvidé que aunque lo conozcamos ayuda saber de un autor para ubicarse en época... Shakespeare vivió en Inglaterra entre 1546 y 1616 y, además de escribir teatro - y poesía - fue actor. Sus obras perduran aún hoy así como la discusión sobre si era él realmente el autor o no de las mismas. Existen tan pocos datos sobre su vida que muchos creen que "William Shakespeare" sería sólo un seudónimo...
A continuación los sonetos I a X en español. Las versiones originales en inglés antiguo y moderno, así como algunas explicaciones, pueden verlas en Shakespeare´s Sonnets
1
Deseamos fruto de los más hermosos
Que dé vida a la flor de la belleza,
Pues cuando el Tiempo agoste lo maduro
Perdurará en el vástago el recuerdo.
Mas tú, enamorado de tus ojos,
Con tu propio ardor tu luz inflamas
Y siembras carestía en la abundancia,
Cruel contigo mismo, y tu enemigo.
Hoy eres del mundo adorno grácil,
Sólo heraldo de alegre primavera,
Mas ahogas el brío en tu capullo
Y en pródiga avaricia te consumes.
Al mundo compadece, o vorazmente
La tumba engullirá lo que es del mundo.
2
Cuando el asedio de cuarenta inviernos
En tu erial de belleza abra trincheras,
Tu juvenil librea, hoy admirada,
Será un paño raído y harapiento.
Y cuando te pregunten dónde ha ido
El tesoro de tus días más lozanos,
Responder que a tus hundidos ojos
Afrentoso sería, un vano alarde.
Cuánto más elogioso a tu belleza
Sería decir: "Esta criatura
Mi deuda salda y a mí me justifica,
pues vuestra es la belleza que ha heredado".
Así en la vejez joven serías,
Verías arder tu sangre ya enfriada.
3
Di al rostro que ves en el espejo
que ese rostro ya debe formar otro,
Pues si hoy tu lozanía no renuevas,
Defraudarás al mundo, y a una madre.
¿Pues dónde está la bella cuyo vientre,
Siendo virgen, rehúse esa labranza?
¿O quién tan neciamente será tumba
De su posteridad por amor propio?
Reflejas a tu madre, que en ti evoca
El abril de su grácil primavera;
Así, por la ventana de los años,
Verás en la vejez tu edad dorada
Más si prefieres no ser recordado
Muere soltero, y matarás tu imagen.
4
Pródiga belleza, ¿por qué gastas
En ti mismo tu herencia de hermosura?
Natura no regala, sólo presta,
Y presta, generosa, a quien la imita.
Bello avaro, ¿por qué desaprovechas
Tu fortuna cuantiosa sin brindarla?
Pésimo usurero, ¿cómo usas
Una suma tan grande y nada obtienes?
Pues empeñado en comerciar contigo
Contigo te defraudas de ti mismo.
Cuando venza el plazo de Natura,
¿Qué dejarás a tu acreedora?
Si ahorras tu belleza, irá a la tumba;
Inviértela, y será tu albacea.
5
Las horas que gentiles fabricaron
Lo que es blanco de todas las miradas
Serán tiranas de su propia obra
Y afearán lo bello y excelente.
Pues cada estío el Tiempo infatigable
Arroja al cruel invierno y lo destruye,
Savia congelada, hojas caídas,
Belleza mustia y desnudez doquiera.
Si la líquida esencia del estío
En muros de cristal no se encerrara,
Morirían el fruto y la belleza,
Ni siquiera el recuerdo quedaría.
Mas la flor destilada, en pleno invierno,
Si muerta en apariencia igual perdura.
6
Que la mano rugosa del invierno
No te impida destilar tu estío;
Endulza algún cristal, atesorando
Tu belleza antes que se agoste.
El interés no es prohibida usura
Si gratifica a quien contrae la deuda,
Pues serás uno más con la ganancia,
Diez veces más feliz si diez por uno.
Diez veces más feliz serías que ahora
Si diez veces tu imagen acuñaras,
Pues ¿qué haría la muerte si partieses
Y en tu posteridad siguieras vivo?
No seas obstinado, eres muy bello
Para dejar tu herencia a los gusanos.
7
Cuando en el Oriente la luz grácil
Yergue la cabeza envuelta en llamas,
Su nueva aparición celebran todos
La majestad sagrada contemplando.
Y una vez que trepó a la abrupta cima
Y semeja un maduro mozo altivo,
Los mortales veneran su belleza
Presenciando el peregrinaje de oro.
Mas cuando baja el carro fatigado
Marchándose del día como un viejo,
Los ojos reverentes se distraen
Y no miran la estela que desciende.
Así pasará tu mediodía:
Sin hijos, morirás inadvertido.
8
Eres música y la música te aflige,
Y así opones lo dulce a la dulzura:
¿Por qué amas tanto lo que no te agrada
O bien te agrada tanto lo que odias?
Si la unión de sonidos armoniosos
Que se enlazan ofende tus oídos,
son dulce reprimenda a quien se obstina
En guardar para sí lo que a otros debe.
Observa que las cuerdas desposadas
Se pulsan entre sí de mutuo acuerdo,
Y cual esposo, hijo y tierna madre
Cantan al unísono una nota:
Muchos cantos en uno, sin palabras,
Que repiten: "Solo serás nadie."
9
¿Por temor al llanto de tu viuda
Te consumes en vida solitaria?
Ah, si mueres sin dejar simiente
Será el mundo tu esposa abandonada.
Y será una viuda inconsolable
Pues de ti no tendrá ningún recuerdo,
Mientras cualquier otra se conforta
Evocando al esposo con los hijos.
Lo que un pródigo derrocha en este mundo
Cambia de bolsillo, pero queda,
Mas lo bello en el mundo se consume
Y por falta de uso es destruido.
No hay amor por los otros en el pecho
Que se inflige a sí mismo tanto daño.
10
Qué descaro decir que amas a alguien
Cuando tan negligente eres contigo;
Di si quieres que muchas te desean,
Pero es más que evidente que no amas.
Pues un odio tan cruento te domina
Que atentas sin piedad contra ti mismo
Y entregas tu morada al deterioro
En vez de preservarla dignamente.
Cambiaré de opinión cuando tú cambies
Y el dulce amor, no el odio, sea tu huésped
Sé igual que tu figura, amena y grácil,
O al menos sé gentil con tu persona.
Por mi amor, tu imagen multiplica,
Y en ti perdurará, o en lo que es tuyo.
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