Blog de Literatura - Fomentando la Lectura

domingo, 29 de junio de 2014

Algunas poesías de Alejandra Pizarnik

Buenas a todos. Con esta publicación estoy terminando lo prometido: 10 publicaciones seguidas sobre poesía :D. Repasemos un poco:

1 - Bécquer representando a España y el romanticismo o post-romanticismo español.
2 -  Quevedo, otro español, representando la picaresca, la poesía satírica, en el conceptismo barroco.
3 -  Martí, representando a Cuba y el modernismo.
4 - Basho representando con sus haikus a Japón y la influencia del zen en su cultura.
5 - Dickinson, representante de Estados Unidos y del trascendentalismo o el romanticismo oscuro.
6 - Superveille representando a Francia y Uruguay en un movimiento contrario al surrealismo - podríamos decir "realismo" - aunque también se lo asocia con la vanguardia y otros movimientos.
7 - Mistral, en representación de Chile y el modernismo influenciado por el simbolismo.
8 - Tagore, representante de la India pacifista y humanista.
y 9 - Whitman,  otro estadounidense, representando el realismo filosófico.

Bien, ¿cómo seguir? Me faltaron representantes de muchos países y también habrá quien diga que me faltaron poetas fundamentales, pero lo grave, desde mi punto de vista, es que me faltó un representante ¡de mí propio país!. Así que la publicación final del ciclo debe ser un argentino. Podría elegir a Alfonsina Storni pero ya hablé "algo" sobre ella alguna vez en el blog... lo mismo sucede con Oliverio Girondo y con Leopoldo Lugones... Después de mucho pensar me decidí. La última publicación será sobre Alejandra Pizarnik :D 
Alejandra Pizarnik nació en Avellaneda, Buenos Aires, en 1936. Se suicidó en 1972. Tenía apenas 36 años. Nunca voy a entender porque lo creativo, la depresión y la baja autoestima parecieran ir de la mano...
Sus obras más destacadas fueron "Árbol de Diana" y "Extracción de la piedra de la locura"
Les traigo aquí 5 poemas. Espero que les gusten. Y con ellos, damos por cerrado el ciclo de poesía. Pero ¡ah!, por cierto, no olviden que además de los poetas seleccionados para esta seguidilla, en el blog encontrarán publicaciones anteriores sobre Lorca, Pessoa, Blake y otros...
 


A la espera de la oscuridad


Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
Perdidas en el canto de los helados campanarios.

Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.

Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos.



Anillos de ceniza


A Cristina Campo.

Son mis voces cantando
Para que no canten ellos,
Los amordazados grismente en el alba,
Los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.

Hay, en la espera,
Un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
Una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
Una tribu de palabras mutiladas
Busca asilo en mi garganta
Para que no canten ellos,
Los funestos, los dueños del silencio. 

Árbol de Diana


1

He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
Y he cantado la tristeza de lo que nace.

2

Estas son las versiones que nos propone:
Un agujero, una pared que tiembla...

3

Sólo la sed
El silencio
Ningún encuentro
Cuídate de mí, amor mío
Cuídate de la silenciosa en el desierto
De la viajera con el vaso vacío
Y de la sombra de su sombra.

4

Ahora bien:
Quién dejará de hundir su mano en busca
Del tributo para la pequeña olvidada. El frío
Pagará. Pagará el viento. La lluvia pagará.
Pagará el trueno.

5

Por un minuto de vida breve
Única de ojos abiertos
Por un minuto de ver
En el cerebro flores pequeñas
Danzando como palabras en la boca de un mudo.

6

Ella se desnuda en el paraíso
De su memoria
Ella desconoce el feroz destino
De sus visiones
Ella tiene miedo de no saber nombrar
Lo que no existe.

7

Salta con la camisa en llamas
De estrella a estrella,
De sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
La que ama al viento.

8

Memoria iluminada, galería donde vaga
La sombra de lo que espero. No es verdad
Que vendrá. No es verdad que no vendrá.

9
A Aurora y Julio Cortázar.
Estos huesos brillando en la noche,
Estas palabras como piedras preciosas
En la garganta viva de un pájaro petrificado,
Este verde muy amado,
Este lila caliente,
Este corazón sólo misterioso.

10

Un viento débil
Lleno de rostros doblados
Que recorto en forma de objetos que amar.

11

Ahora
En esta hora inocente
Yo y la que fui nos sentamos
En el umbral de mi mirada.

12

No más las dulces metamorfosis de una niña de seda
Sonámbula ahora en la cornisa de niebla
Su despertar de mano respirando
De flor que se abre al viento.

13

Explicar con palabras de este mundo
Que partió de mí un barco llevándome.

14

El poema que no digo,
El que no merezco.
Miedo de ser dos
Camino del espejo:
Alguien en mí dormido
Me come y me bebe.

15

Extraño desacostumbrarme
De la hora en que nací.
Extraño no ejercer más
Oficio de recién llegada.

16

Has construido tu casa
Has emplumado tus pájaros
Has golpeado al viento
Con tus propios huesos
Has terminado sola
Lo que nadie comenzó.

17

Días en que una palabra lejana se apodera de mí. Voy por esos días
Sonámbula y transparente. La hermosa autómata se canta, se encanta,
Se cuenta casos y cosas: nido de hilos rígidos donde me danzo y me
Lloro en mis numerosos funerales. (Ella es su espejo incendiado, su
Espera en hogueras frías, su elemento místico, su fornicación de nom-
Bres creciendo solos en la noche pálida).

20
 A Laure Bataillon

Dice que no sabe del miedo, de la muerte, del amor
Dice que tiene miedo de la muerte, del amor
Dice que el amor es muerte, es miedo
Dice que la muerte es miedo, es amor
Dice que no sabe.

21

He nacido tanto
Y doblemente sufrido
En la memoria de aquí y de allá.

22

En la noche
Un espejo para la pequeña muerta
Un espejo de cenizas.

23

Una mirada desde la alcantarilla
Puede ser una visión del mundo
La rebelión consiste en mirar una rosa
Hasta pulverizarse los ojos.

32

Zona de plagas donde la dormida come lentamente
Su corazón de medianoche.

33

Alguna vez
Alguna vez tal vez
Me iré sin quedarme
Me iré como quien se va.

34

La pequeña viajera
Moría explicando su muerte
Sabios animales nostálgicos
Visitaban su cuerpo caliente.

35  
A Ester Singer

Vida, mi vida, déjate caer, déjate doler, mi vida, déjate enlazar de fue-
Go, de silencio ingenuo, de piedras verdes en la casa de la noche,
Déjate caer y doler, mi vida.

37

Más allá de cualquier zona prohibida
Hay un espejo para nuestra triste transparencia.

38

Este canto arrepentido, vigía detrás de mis poemas
Este canto me desmiente, me amordaza.  

Niña en el jardín


Un claro en el jardín oscuro o un pequeño
Espacio de luz entre hojas negras.
Allí estoy yo, dueña de mis cuatro años,
Señora de los pájaros celestes
Y de los pájaros rojos.

Al más hermoso le digo:
-Te voy a regalar a no sé quién.
-¿Cómo sabes que le gustaré? -dice.
-Voy a regalarte -digo.
-Nunca tendrás a quién regalar un pájaro -dice el pájaro. 




Sueño


Estallará la isla del recuerdo.
La vida será sólo un acto de candor.
Prisión
Para los días sin retorno.
Mañana
Los monstruos del buque destruirán la playa
Sobre el viento del misterio.
Mañana
La carta desconocida encontrará las manos del alma.

domingo, 22 de junio de 2014

Algunas poesías de Walt Whitman

Tiempo atrás, más precisamente, en Julio del 2013, publiqué "¡Oh, Capitán!, ¡Mi capitán!" por lo que no voy a hacer una presentación extensa sobre Walt Whitman, poeta estadounidense nacido en 1819... De hecho, no tenía pensado publicar poemas de Whitman en esta seguidilla, sin embargo, ayer vi una película que lo mecionaba - ¡cómo me gusta esto de relacionar cine y literatura -. Se trata de "Diario de una pasión" que a su vez está basada en el libro de Nicholas Sparks que compré hace poco... Noah recita Whitman en dos ocasiones en el film y varias veces en el libro. Uno de los poemas que recita dice: 

Nada se pierde ni puede perderse realmente,
ni el nacimiento, la identidad, la forma... ningún objeto del mundo.
Ni la vida, la fuerza, ni cualquier cosa visible...
El cuerpo, lento, anciano y frío, el rescoldo de los primeros fuegos,
arderá otra vez en llamas.

A que merece Whitman una entrada más extensa en el blog... :D
Tengo en mis manos "Hojas de hierba". Seleccioné 5 poesías al azar... No sé si es la mejor selección que puede hacerse pero el azar tiene justamente eso de traernos sorpresas.






Poema 32 de "Canto a mí mismo"



Poema 16 de "Recuerdos del presidente Lincoln. La última vez que florecieron las lilas en el patio"



domingo, 8 de junio de 2014

Algunas poesías de Rabindranath Tagore

Ayer iba a hacer una publicación... Tenía elegido el poeta y todo: Erik Gustaf Geijer, un poeta romántico sueco que mencionan en el libro del sueco Henning Mankell, "El hijo del viento", que estoy leyendo actualmente. Lamentablemente, y para mi frustración, por más que busqué y busqué, no di con ningún poema suyo en español, ni siquiera con el famoso "El vikingo"... Así que antes de seguir adelante con esta publicación, les encargo poemas de Geijer si alguno tiene un libro o sabe de donde bajarlos (si tienen un libro, ¿me escanean algunas poesías para publicar?)
Bien, dicho lo anterior, vamos a la publicación de hoy. 
Gracias a que ayer no encontré nada de Geijer, recordé un libro de Rabindranath Tagore que encontré en la casa de mis abuelos hace un tiempito y que al final nunca leí. Conocí a Tagore gracias una amiga del trabajo que me recomendó "Gora" (1910), otro libro que no consigo... sniff... y cuando vi "El jardinero" en lo de mis abuelos no dudé en tomarlo "prestado". 
Rabindranath Tagore fue, entre otras cosas, un novelista, poeta, pintor, educador y humanista bengalí. Nació en 1861 y murió en 1941 en Calcuta. En 1878 fue enviado por su padres, nobles bengalíes, a Gran Bretaña para estudiar en la universidad. Recuerden que por las fechas, estamos hablando de la India Colonial. Allí eligió formarse en música y literatura. 
En 1912, con la primera guerra mundial, eligió una postura política que ahora no nos sorprende pero que en aquella época sí llamaba la atención: pacifismo exento de nacionalismo. Y, en 1913, recibió el premio nobel de literatura. Fue el primer escritor no europeo en recibirlo.
"El jardinero" se publicó por primera vez en 1913. La edición que tengo fue traducida por Zenobia Comprubí, esposa del poeta español Juan Ramón Jiménez. Dada la dificultad de mantener el ritmo en este tipo de traducciones, se tomaron ciertas licencias y de ser poemas, pasaron a ser prosa. Tomé algunos poemas al azar ya que aún debo explorar este libro, pero fue con la certeza de que lo azaroso jugaría a nuestro favor y que la selección no tendría desperdicio. 
Espero que les gusten.
Ah! Por una cuestión de tiempo, subo imágenes :D

Estampilla postal




Poema 1
  



Poema 3


Poema 6



Poema 12



Poema 31


Poema 45



Poema 63



Y Poema 85... último poema del libro


domingo, 1 de junio de 2014

Algunas poesías de Gabriela Mistral

Tengo la sensación de que por lo general asociamos la poesía - o tal vez, la literatura - con los hombres. Sin embargo, hay, siempre hubo y habrá, poetas mujeres - o poetisas -. Una de ellas fue Gabriela Mistral, seudónimo de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga.
Gabriela Mistral nació en Chile en 1889. Fue poeta, maestra y cónsul de Chile en Nueva York. Su consagración se dio en 1914 cuando recibió el primer premio en el concurso Juegos Florales por "Sonetos de la Muerte". Para que se comprenda la importancia, Juegos Florales era un concurso muy importante a principios del siglo XX. Obtener el primer lugar en el concurso de literatura daba mucho prestigio.
En 1922, publicó "Desolación", libro considerado su primera obra maestra, y en 1945 ganó el premio nobel de literatura. Falleció en 1957 tras una larga enfermedad.
Hoy comparto con ustedes aquel primer poema suyo que la lanzó a la fama y, para complementar la publicación, algunos poemas de "Desolación".

Gabriela Mistral por Keronetex

Los sonetos de la muerte

I

Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.

Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.

Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,
y en la azulada y leve polvareda de luna,
los despojos livianos irán quedando presos.

Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,
¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!

II

Este largo cansancio se hará mayor un día,
y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir
arrastrando su masa por la rosada vía,
por donde van los hombres, contentos de vivir...

Sentirás que a tu lado cavan briosamente,
que otra dormida llega a la quieta ciudad.
Esperaré que me hayan cubierto totalmente...
¡y después hablaremos por una eternidad!

Sólo entonces sabrás el por qué no madura,
para las hondas huesas tu carne todavía,
tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.

Se hará luz en la zona de los sinos, oscura;
sabrás que en nuestra alianza signo de astros había
y, roto el pacto enorme, tenías que morir...

III

Malas manos tomaron tu vida desde el día
en que, a una señal de astros, dejara su plantel
nevado de azucenas. En gozo florecía.
Malas manos entraron trágicamente en él...

Y yo dije al Señor: ?«Por las sendas mortales
le llevan. ¡Sombra amada que no saben guiar!
¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales
o le hundes en el largo sueño que sabes dar!

»¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!
Su barca empuja un negro viento de tempestad.
Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor».

Se detuvo la barca rosa de su vivir...
¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?
¡Tú que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!


 El pensador de Rodin
A Laura Rodig

Con el mentón caído sobre la mano ruda,
el Pensador se acuerda que es carne de la huesa,
carne fatal, delante del destino desnuda,
carne que odia la muerte, y tembló de belleza,

Y tembló de amor, toda su primavera ardiente,
y ahora, al otoño, anégase de verdad y tristeza.
El «de morir tenemos» pasa sobre su frente,
en todo agudo bronce, cuando la noche empieza.

Y en la angustia, sus músculos se hienden, sufridores.
Cada surco en la carne se llenara de terrores.
Se hiende, como la hoja de otoño, al Señor fuerte

que le llaman en los bronces... Y no hay árbol torcido
de sol en la llanura, ni león de flanco herido,
crispados como este hombre que medita en la muerte


La cruz de Bistolfi 
 
Cruz que ninguno mira y que todos sentimos,
la invisible y la cierta como una ancha montaña:
dormimos sobre ti y sobre ti vivimos;
tus dos brazos nos mecen y tu sombra nos baña.

El amor nos fingió un lecho, pero era
sólo tu garfio vivo y tu leño desnudo.
Creímos que corríamos libres por las praderas
y nunca descendimos de tu apretado nudo.

De toda sangre humana fresco está tu madero,
y sobre ti yo aspiro las llagas de mi padre,
y en el clavo de ensueño que lo llagó, me muero.

¡Mentira que hemos visto las noches y los días!
Estuvimos prendidos, como el hijo a la madre,
a ti, del primer llanto a la última agonía! 


La mujer fuerte 
 
Me acuerdo de tu rostro que se fijó en mis días,
mujer de saya azul y de tostada frente,
que era mi niñez y sobre mi tierra de ambrosía
vi abrir el surco negro en un Abril ardiente.

Alzaba en la taberna, ebrio, la copa impura
el que te apegó un hijo al pecho de azucena,
y bajo ese recuerdo, que te era quemadura,
caía la simiente de tu mano, serena.

Segar te vi en Enero los trigos de tu hijo,
y sin comprender tuve en ti los ojos fijos,
agrandados al par de maravilla y llanto.

Y el lodo de tus pies todavía besara,
porque entre cien mundanas no he encontrado tu cara
¡y aun tu sombra en los surcos la sigo con mi canto
!