En algún momento del día de hoy recibí un correo que decía: "Este día del niño: compartí un cuento". Era de la Fundación Leer. Lamentablemente este día del niño ya termina y no he tenido oportunidad de leérselo a ningún peque. De hecho, el email lo estoy viendo recién ahora. Entonces, me queda una segunda opción: compartirlo en el blog y proponerles a ustedes que lo lean a sus niños
:D
¡Feliz día del niño a todos!
Tengas la edad que tengas... la edad se lleva en el corazón.
Copio textual lo recibido:
Del libro "Dejame ser la negra María", Ediciones Abran Cancha, 2010.
Adela Basch, destacada autora y editora. Publicó numerosos libros y obtuvo muchos premios. Fundó la editorial Abran Canch. Entre sus obras se destacan: Oiga, chamigo aguará (1985); Colón agarra viaje a toda costa (1992); Ulises, por favor, no me pises(2003) y José de San Martín caballero del principio al fin (2002); Los árboles no son troncos (1982);"Contemos uno,dos,tres y viajemos a 1810" (2010) y "Las empanadas criollas,son una joya" (2010).
En tren de descubrimiento
Joaquín Pandolfi se conmocionó al
notar que, una vez más, lo mejor de su
juguetería se había esfumado.
Una cascada de pensamientos le cruzó
la mente. “¿Cómo puede ser que cada vez que algún cliente quiere el tren
eléctrico, el orgullo de mi juguetería, y me deja una seña para retirarlo al
día siguiente, el tren desaparece como por arte de magia? Si esto sigue así, mi
economía se va a descarrilar. Alguien quiere ponerle barreras a mi negocio. Y
yo no me quiero quedar en la vía.”
Pandolfi, el juguetero, tenía alma
de niño. Y por eso su mente avanzaba más rápido que la de la mayoría de las
personas. Cuando pensaba, era una locomotora a mil kilómetros por hora.
“Primero voy a tener que investigar a los clientes anteriores, y después, al
nuevo. Quizás les pareció demasiado caro y quisieron viajar en tren sin pasar
por la boletería. Es la quinta vez que pasa lo mismo. Aunque, después, el
modelo que traía el fabricante era todavía mejor.
Pero ¿cómo es que el tren
desaparece? Ni que fuera el tren fantasma... O tal vez el tren bala. El tren
bala... va a la... ¡Eso quisiera saber yo, adónde va ese tren cada vez que
alguien me lo quiere comprar!”.
El hombre tenía el alma de un niño
pero la experiencia de un adulto consustanciado con la vida de cada personaje
de su entretenimiento favorito: la lectura de cuentos y novelas policiales.
Sherlock Holmes era para él un amigo de toda la vida. Antes de decidir qué
hacer, se sentó en una mecedora, cerró los ojos y trató de pensar. Pero a su
mente solo acudían palabras aparentemente deshilvanas, inconexas: entren,
trenzas, entrenar, estreno, arrastren, centren, Trenque Lauquen, adentren,
filtren...
Se puso de pie de un salto y llamó a
su esposa y a un amigo, bien dispuesto pero bastante vago, o mejor dicho,
vagón, para que lo ayudaran a resolver el enigma.
Cada uno salió a investigar a los
que se habían presentado hasta la fecha como posibles compradores. Pandolfi
llevaba un minucioso registro de todos los movimientos de su negocio.
Su esposa llegó a la casa de uno de
los clientes disfrazada de encuestadora. Supo cómo hacer para que en tres
segundos la invitaran a pasar y la convidaran con té con leche. Miró por todas
partes y no vio ningún tren.
Su amigo logró entrar a otra de las
casas haciéndose pasar por vendedor de Biblias. Lo atendieron con cortesía y no
pudo evitar vender una Biblia con reproducciones de famosos pintores, de la que
había deseado no desprenderse nunca. Gracias a su cortesía, se hizo amigo de la
familia. Miró por todos lados, habló con los adultos y con los chicos, escuchó
pacientemente la descripción de cuanto juguete había en la casa. Lo invitaron a
comer un asado el domingo siguiente. Pero de trenes... nada.
Pandolfi mismo se puso en tren de
investigar. Ahora le tocaba el turno a Rodolfo, el hombre que fabricaba los
trenes. Fue a verlo, lo puso al tanto de lo ocurrido y le hizo saber su
preocupación.
– Ya los niños no quieren jugar –le dijo con tristeza –. Si el juguete no es
electrónico, no les parece atractivo. Y la verdad es que las ventas no
marchan sobre rieles.
El inventor de trenes lo miró con
cierta pena y le dijo:
– Deberías tener más cuidado. El
tren es muy atractivo, sobre todo cuando tiene las luces encendidas, y vos
sabés cómo es la gente. Si tuviera algún tren, te lo daría aunque no pudieras
pagármelo por un tiempo, pero en este momento no tengo.
Pandolfi salió a la calle con la
cabeza pesada como un furgón de carga. No podía dejar de pensar en el tren. Lo
evocó recorriendo el circuito con su sonido característico: “tata... tata...
tata...”, silbato y de nuevo “tata... tata... tata...”, silbato. De pronto sus
pensamientos se perdieron y un puñado de palabras insistentes se le instaló en
la cabeza: tata, pata, rata, ñata, nata, lata, cata, data, mata, gata.
– ¡Gata! – gritó Pandolfi–. ¡Gata!
Y esas cuatro letras le hicieron
recordar la noche del robo:
Estaba tomando mate cuando pensó que
tenía que buscar la caja para guardar el tren al día siguiente. Cuando lo vio,
decidió encenderle las luces. Sería su última noche allí. Soltó el mate. Una
sombra oscureció la calle y vio correr a una gata. Se acercó al tren, le sacó
un poco de polvo y le encendió las luces.
Después volvió a su casa. Apenas la
esposa de Pandolfi le abrió la puerta, ambos supieron que nadie había logrado
encontrar siquiera una pista.
– ¿Dónde estuviste? –preguntó ella.
– Fui a visitar a Rodolfo, el que
fabrica los trenes. Me regañó porque el tren tenía las luces encendidas.
Pandolfi se levantó de golpe. Estaba
seguro de que había encendido las luces
del tren justo antes de irse a descansar. ¿Cómo lo había sabido Rodolfo?
– Ya sé dónde está el tren, aunque
todavía no sé por qué.
Era tarde cuando tocó el timbre de
la casa de Rodolfo.
– ¿Por qué me robas los trenes,
Rodolfo, amigo mío?
– Por mi deseo incontrolable de
mejorar el modelo – respondió Rodolfo sin inmutarse– . Cada vez que vas a venderlo
tengo en mi cabeza la maldita idea de que al tren le falta algo. Entro a la
juguetería con una llave que una vez te robé, lo traigo y trabajo en él. Por
eso cada tren que te he dado es diferente. Te devolveré el dinero y te entregaré
el tren. Pero ¿cómo me descubriste?
– Una gata me lo contó – respondió
Pandolfi, mientras sentía que por fin llegaba a la estación final.
que bello cuento nos compartes, quiero felicitarte por tu blog, haces un gran trabajo para fomentar la lectura, espero que continúes y que tu bello espacio tenga mucho éxito, un cordial saludo Elizabeth :)
ResponderEliminarGracias Elizabeth! Me alegra siempre ver a la gente disfrutar de las cosas que subo :D
EliminarEs sierto
Eliminarde que se trata
ResponderEliminarHola Nicolás, no comprendo tu consulta. ¿A qué te referís? ¿Al cuento? ¿Al blog? ¿o a otra cosa?
EliminarNo termino de entender el cuento, o no lo leí bien, o no entiendo la idea del desenlace y el cierre. ¿Me lo terminan de explicar? Es que tengo que hacer un trabajo con niños y tengo que ir totalmente seguro por si me hacen preguntas. MIL GRACIAS
ResponderEliminarBueno, vas a ver que los niños no tendrán problemas ;) Te sugiero volver a leerlo pero esta vez con ojos de detective, tomá nota de todos los indicios y descubrirás aquello que estás buscando. La respuesta salta a la vista para quien investiga :D
EliminarUn placer ayudarte
de que se trata el cuento
ResponderEliminarHola, disculpa pero no entiendo la pregunta. ¿Lo has leído?
Eliminarparece que no
ResponderEliminarparece que no
ResponderEliminarhola me gustaria saber como se llama la cancion del perro q quiere dormir
ResponderEliminares mentira lo primero q puse perdón lo q en realidad quiero poner es un muy lindo el cuento y es bastante para chicos y chicas y todo el mundo
ResponderEliminarPodría dar los núcleos narrativos??
ResponderEliminarPerdon,quien relata la istoria no lo puedo sacar alguien me ayuda por favor
ResponderEliminar. ¿Por qué piensa, el juguetero, que desaparecía el tren eléctrico?
ResponderEliminarHola una pregunta cual seria el problema del texto del cuento
ResponderEliminarComo se organiza esta historia?
ResponderEliminarQue tipo de cuento es
ResponderEliminarCuántas veces desaparece el tren?
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