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sábado, 14 de septiembre de 2013

El Zorro


La leyenda de hoy la contaban los Yaganes o Kawéskar, aborígenes "canoeros" de tierra del fuego. La canoa era esencial para su estilo de vida. De hecho, pasaban más tiempo en ellas que sobre la tierra.
Copio textual del libro de Arnoldo Canclini: Los yaganes "vivían navegando y su cosmovisión partía del mar como mundo real. Por ejemplo, si nosotros decimos 'bahía' pensamos en una tierra que rodea una porción de agua. Para ellos, era al revés: era el agua que penetraba en la tierra. Por su parte, nunca se adentraban más allá de la costa, sino escasamente, para perseguir una pieza de caza o por alguna otra necesidad urgente."
Es de esperar, entonces, que sus historias y leyendas estén relacionadas con seres marinos. Sin embargo, también contaban cuentos sobre los animales terrestres.
Si hay una animal del cual se relatan leyendas y cuentos populares en Argentina es el zorro, y los Yaganes también tenían una historia sobre él...



El Zorro



Este animalito tenía fama de astuto, como también de egoísta. Lo demostró una vez que faltó agua en una gran zona. Zorro recorrió muchos lugares y al fin localizó una laguna, pero no se lo contó a nadie. Por el contrario, construyó alrededor una alta cerca para que los demás no pudieran pasar. Sólo permitía que algunas veces fueran ciertos parientes predilectos.

Como pasa siempre, llegó un momento en que la gente se enteró de la novedad. Le pidieron que compartiera algo de su tesoro, pero él sólo les contestó con palabras groseras. Tampoco reaccionó favorablemente cuando quisieron cambiarle el líquido por gran abundancia de carne muy sabrosa.

La gente pidió ayuda a Colibrí, que siempre los había salvado en los malos momentos, porque ha sido muy valiente y hábil, aunque es muy pequeño. Le contaron lo que pasaba y él fue a hablar con el Zorro, que contestó en tono sarcástico. Eso molestó mucho a colibrí, quien volvió, sin contestar nada, para preparar un plan adecuado a las circunstancias.

Al poco tiempo, rehizo el camino llevando su honda y recogiendo piedras filosas. Amenazó con ellas a Zorro, intimándolo a que diera agua a la gente sedienta. Él volvió a despreciarlo, pero no pudo hablar mucho porque un disparo certero lo mató.

Muy alegres, todos derribaron la cerca y corrieron al agua con mucha ansiedad, ya que estaban muriendo de sed. Pero comprobaron que casi no quedaba líquido porque algunas aves, que también habían estado padeciendo, habían bebido casi todo. Entonces llegó Lechuza, quien también necesitaba beber y quien comenzó a hacer bolitas de barro, tirándolas en distintas direcciones. Donde caían, surgía un chorrillo de agua clara, que era mejor aún que la de la laguna, y todos se salvaron de morir de sed.

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