Blog de Literatura - Fomentando la Lectura

lunes, 9 de septiembre de 2013

Los vientos en lucha

Hoy con 50 km/h de viento constante y ráfagas de 70 km/h, estamos que "se vuela todo". Por eso pensé en traer una leyenda sobre el viento... Esta vez, una leyenda fueguina, más precisamente, una historia que contaban los onas. La tomé del mismo libro que les comenté cuando subí "El norte lucha con el sur". De hecho, es la leyenda que le sigue.


Los vientos en lucha

Ninguno de los vientos estaba tranquilo en su haruwen y por eso, con la ayuda de sus hermanos, siempre estaban luchando entre sí. Pero, por algunas cosas que pasaron, se apresuró el momento de enfrentarse y resolvieron organizar un torneo para definir la cuestión de la superioridad.

Los seres humanos se enteraron, porque estaban emparentados con los vientos, y se sentaron en círculo para contemplar el gran espectáculo. Les resultaba una ocasión grata, ya que, después de todo, ellos eran parte de su vida diaria y les estaban agradecidos por su ayuda para dejar sordos a los guanacos y entonces los podían cazar más fácilmente, ya que además dirigían más certeramente las flechas, que eran guiadas por las plumas cuidadosamente colocadas en su extremo final. Por eso, cuando los llamaban por su nombre, siempre agregaban "Haiyin, haiyin", que significa "Gusta, gusta". En consecuencia, eran nombres muy largos: Viento Este era Wintekhayin; Viento Sur era Orroknhayin; Viento Norte, Heuchuknhayin, y Viento Oeste, Kenenikhayin.

Lo que había pasado era que en una tibia mañana de verano, todos estaban descansando y dormitando. Viento Este era el único despierto y se la pasaba yendo de aquí para allá, soplando en forma discreta, como era su costumbre. Vio acercarse a Viento Norte, fastidiado de no poder reposar tranquilo por lo que tenía muy mala cara, pero como Este no quería meterse en problemas, se fue alejando despaciosamente hacia su casa. Pero Norte no tenía el ánimo tan pacífico y siguió buscando a alguien con quien pelear y lanzando maldiciones y groserías. Viento Oeste lo oyó y se molestó tanto que lo atacó. Pero Viento Norte se dio cuenta de que no le iría bien y dejó el campo libre. Entonces llegó el invierno y los tres se fueron a descansar, dejando que Viento Sur saliera a divertirse. 

Quedó un mal ambiente y decidieron una lucha abierta. Los espectadores se colocaron en una rueda porque aquello era un gran evento. Desde el primer momento, se vio que Viento Este era demasiado moderado, aunque fuera persistente. Los otros lo hicieron caer una y otra vez y él se cansó de tanta pelea inútil. Se echó encima una capa y se sentó entre los que observaban sin participar.

Por su parte, Viento Sur tenía mal carácter y por eso era el menos favorito. Su genio lo echó a perder, aunque era muy fuerte y violento, porque también lo derribaron repetidamente y entonces fue a sentarse con Este entre la gente.

Quedaban sólo Viento Norte y Viento Oeste, que se lanzaron con furia uno contra el otro. El primero era el más poderoso, pero también tenía un humor variable y se enojaba con facilidad, sobre todo porque Viento Oeste era incansable. Se golpearon fuertemente con los puños, sin que ninguno de los dos cediera. Viento Norte cayó a tierra y, aunque todavía estaba con posibilidades de seguir peleando, como sabía cuál iba a ser el final, decidió abandonar el campo al otro y así Viento Oeste quedó dueño de soplar donde quisiera. Ésa es la razón de que con frecuencia haya tantas rachas molestas.

2 comentarios:

  1. ¡oh! que original leyenda! contigo aprendo muchas cosas!!! siempre es un gusto visitar tu blog, es un oasis para relajarse :D y aprender! :* xoxo abril

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