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sábado, 23 de noviembre de 2013

Martín Fierro - José Hernández - capítulos IX y X

Viene de  Martín Fierro - José Hernández - capítulos VII y VIII





IX

Matreriando lo pasaba
y á las casas no venia;
solia arrimarme de dia,
mas, lo mesmo que el carancho,
1395 siempre estaba sobre el rancho
espiando á la polecia.

Viva el gaucho que ande mal
como zorro perseguido,
hasta que al menor descuido
1400 se lo atarazquen los perros,
pues nunca le falta un yerro
al hombre mas alvertido.

Y en esa hora de la tarde
en que tuito se adormese,
1405 que el mundo dentrar parece
a vivir en pura calma,
con las tristezas del alma
al pajonal enderiese.

Bala el tierno corderito
1410 al lao de la blanca oveja
y á la vaca que se aleja
llama el ternero amarrao;
pero el gaucho desgraciao
no tiene á quien dar su queja.

1415 Ansi es que al venir la noche
iba á buscar mi guarida,
pues ande el tigre se anida
tambien el hombre lo pasa
y no queria que en las casas
1420 me rodiara1 la partida.

Pues aun cuando vengan ellos
cumpliendo con sus deberes,
yo tengo otros pareceres,
y en esa conduta vivo:
1425 que no debe un gaucho altivo
peliar entre las mujeres.

Y al campo me iba solito,
mas matrero que el venao,
como perro abandonao;
1430 a buscar una tapera,
o en alguna viscachera
pasar la noche tirao.

Sin punto ni rumbo fijo
en aquella inmensidá,
1435 entre tanta escuridá
anda el gaucho como duende;
allí jamas lo sorpriende,
dormido, la autoridá.

Su esperanza es el coraje,
1440 su guardia es la precaucion,
su pingo es la salvacion,
y pasa uno en su desvelo
sin mas amparo que el cielo
ni otro amigo que el facon.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1445 Ansi me hallaba una noche
contemplando las estrellas,
que le parecen mas bellas
cuanto uno es mas desgraciao
y que Dios las aiga criao
1450 para consolarse en ellas.

Les tiene el hombre cariño
y siempre con alegría
ve salir las tres marías,
que, si llueve, cuanto escampa
1455 las estrellas son la guía
que el gaucho tiene en la Pampa.

Aqui no valen dotores:
solo vale la esperencia;
aqui verían su inocencia
1460 esos que todo lo saben,
porque esto tiene otra llave
y el gaucho tiene su cencia.

 Es triste en medio del campo
pasarse noches enteras
1465 contemplando en sus carreras
las estrellas que Dios cria,
sin tener mas compañia
que su soledá y las fieras.

Me encontraba como digo,
1470 en aquella soledá,
entre tanta escuridá,
echando al viento mis quejas,
cuando el grito del chajá
me hizo parar las orejas.

1475 Como lumbriz me pegué
al suelo para escuchar;
pronto sentí retumbar
las pisadas de los fletes,
y que eran muchos ginetes
1480 conocí sin vacilar.

Cuando el hombre está en peligro
no debe tener confianza;
ansi, tendido de panza,
puse toda mi atencion,
1485 y ya escuché sin tardanza
como el ruido de un laton.

Se venian tan calladitos
que yo me puse en cuidao;
tal vez me hubieran bombiao
1490 y me venian á buscar;
mas no quise disparar,
que eso es de gaucho morao.

 Al punto me santigüé
y eché de giñebra un taco
1495 lo mesmito que el mataco
me arroyé con el porron:
“Si han de darme pa tabaco,
dige, esta es güena ocasion”.

Me refalé las espuelas,
1500 para no peliar con grillos;
me arremangué el calsoncillo,
y me ajusté bien la faja,
y en una mata de paja
probé el filo del cuchillo.

1505 Para tenerlo á la mano
el flete en el pasto até,
la cincha le acomodé,
y en un trance como aquel,
haciendo espaldas en él
1510 quietito los aguardé.

Cuanto cerca los senti,
y que ay no mas se pararon,
los pelos se me erizaron,
y aunque nada vian mis ojos,
1515 “No se han de morir de antojo”
les dije, cuanto llegaron.

Yo quise hacerles saber
que alli se hallaba un varon;
les conoci la intencion
1520 y solamente por eso
fué que les gané el tiron,
sin aguardar voz de preso.

 “-Vos sos un gaucho matrero”,
dijo uno, haciendose el güeno.
1525 “Vos matastes un moreno
y otro en una pulperia,
y aqui está la polecia
que viene á justar tus cuentas;
te va á alzar por las cuarenta
1530 si te resistis hoy dia”.

“-No me vengan, contesté,
con relacion de dijuntos:
esos son otros asuntos;
vean si me pueden llevar,
1535 que yo no me he de entregar
aunque vengan todos juntos”.

Pero no aguardaron mas
y se apiaron en monton;
como á perro cimarrón
1540 me rodiaron entre tantos;
ya me encomendé á los Santos,
y eché mano á mi facon.

Y ya vide el fogonazo
de un tiro de garabina,
1545 mas quiso la suerte indina
de aquel maula, que me errase,
y ay no mas lo levantase
lo mesmo que una sardina.

A otro que estaba apurao
1550 acomodando una bola,
le hice una dentrada sola
y le hice sentir el fierro,
y ya salió como el perro
cuando le pisan la cola.

1555 Era tanta la aficion
y la angurria que tenian,
que tuitos se me venian
donde yo los esperaba:
uno al otro se estorbaba
1560 y con las ganas no vian.

Dos de ellos, que traiban sables,
mas garifos y resueltos,
en las hilachas envueltos
enfrente se me pararon,
1565 y á un tiempo me atropellaron
lo mesmo que perros sueltos.

Me fuí reculando en falso
y el poncho adelante eché,
y en cuanto le puso el pié
1570 uno medio chapeton,
de pronto le di el tirón
y de espadas lo largué

Al verse sin compañero
el otro se sofrenó;
1575 entonces le dentré yo,
sin dejarlo resollar,
pero ya empeso á aflojar
y á la pun... ta disparó.

Uno que en una tacuara
1580 habia atao una tijera,
se vino como si fuera
palenque de atar terneros,
pero en dos tiros certeros
salió aullando campo ajuera.

1585 Por suerte en aquel momento
venia coloriando el alba
y yo dije: “Si me salva
la virgen en este apuro,
en adelante le juro
1590 ser mas güeno que una malba”.

Pegué un brinco y entre todos
sin miedo me entreveré;
hecho ovillo me quedé
y ya me cargó una yunta,
1595 y por el suelo la punta
de mi facon les jugué.

El mas engolosinao
se me apió con un hachazo;
se lo quité con el brazo,
1600 de nó, me mata los piojos;
y antes de que diera un paso
le eché tierra en los dos ojos.

Y mientras se sacudia
refregándose la vista,
1605 yo me le fuí como lista
y ay no mas me le afirmé
diciendole: “Dios te asista”,
y de un revez lo voltié.

Pero en ese punto mesmo
1610 senti que por las costillas
un sable me hacia cosquillas
y la sangre se me heló.
Dende ese momento yo
me salí de mis casillas.

1615 Di para atras unos pasos
hasta que pude hacer pié,
por delante me lo eché
de punta y tajos á un criollo;
metió la pata en un oyo
1620 y yo al oyo lo mandé.

Tal vez en el corazon
le tocó un Santo Bendito
a un gaucho, que pegó el grito
y dijo: “¡Cruz no consiente
1625 que se cometa el delito
de matar ansi un valiente!”.

Y ay no mas se me aparió,
dentrandole á la partida;
yo les hice otra embestida
1630 pues entre dos era robo;
y el Cruz era como lobo
que defiende su guarida.

Uno despache al infierno
de dos que lo atropellaron,
1635 los demas remoliniaron,
pues ibamos á la fija,
y á poco andar dispararon
lo mesmo que sabandija.

Ay quedaron largo á largo
los que estiraron la geta,
otro iba como maleta,
y Cruz, de atras, les decia:
“Que venga otra polecía
a llevarlos en carreta”.

1645 Yo junté las osamentas,
me hinqué y les rezé un bendito;
hice una cruz de un palito
y pedí á mi Dios clemente
me perdonara el delito
1650 de haber muerto tanta gente.

Dejamos amotonaos
a los pobres que murieron;
no sé si los recojieron,
porque nos fuimos á un rancho,
1655 o si tal vez los caranchos
ay no mas se los comieron.

Lo agarramos mano á mano
entre los dos al porron;
en semejante ocasion
1660 un trago á cualquiera encanta;
y Cruz no era remolon
ni pijotiaba garganta.

Calentamos los gargueros
y nos largamos muy tiesos,
1665 siguiendo siempre los besos
al pichel y, por mas señas,
ibamos como sigüeñas
estirando los pescuesos.

“-Yo me voy -le dije-, amigo,
1670 donde la suerte me lleve,
y si es que alguno se atreve
a ponerse en mi camino,
yo seguiré mi destino,
que el hombre hace lo que debe.

1675 “Soy un gaucho desgraciado,
no tengo dónde ampararme,
ni un palo donde rascarme,
ni un árbol que me cubije;
pero ni aun esto me aflige,
1680 porque yo sé manejarme.

“Antes de cair al servicio,
tenia familia y hacienda,
cuando volví, ni la prenda
me la habian dejado ya:
1685 Dios sabe en lo que vendrá
a parar esta contienda”.

X
Cruz

Amigazo, pa sufrir
han nacido los varones;
estas son las ocasiones
1690 de mostrarse un hombre juerte,
hasta que venga la muerte
y lo agarre á coscorrones.

El andar tan despilchao
ningun mérito me quita.
1695 Sin ser una alma bendita
me duelo del mal ageno:
soy un pastel con relleno
que parece torta frita.

Tampoco me faltan males
1700 y desgracias, le prevengo;
tambien mis desdichas tengo,
aunque esto poco me aflige:
yo sé hacerme el chango rengo
cuando la cosa lo esige.

1705 Y con algunos ardiles
voy viviendo, aunque rotoso;
a veces me hago el sarnoso
y no tengo ni un granito,
pero al chifle voy ganoso
1710 como panzon al maiz frito.

A mí no me matan penas
mientras tenga el cuero sano,
venga el sol en el verano
y la escarcha en el invierno.
1715 Si este mundo es un infierno
¿porque afligirse el cristiano?

Hagámosle cara fiera
a los males, compañero,
porque el zorro mas matrero
1720 suele cair como un chorlito:
viene por un corderito
y en la estaca deja el cuero.

Hoy tenemos que sufrir
males que no tienen nombre,
1725 pero esto á naides lo asombre
porque ansina es el pastel,
y tiene que dar el hombre
mas vueltas que un carretel.

Yo nunca me he de entregar
1730 a los brazos de la muerte;
arrastro mi triste suerte
paso á paso y como pueda,
que dónde el débil se queda
se suele escapar el juerte.

1735 Y ricuerde cada cual
lo que cada cual sufrió,
que lo que es, amigo,
yo hago ansi la cuenta mía:
ya lo pasado pasó,
1740 mañana será otro dia.

Yo tambien tuve una pilcha
que me enllenó el corazon,
y si en aquella ocasion
alguien me hubiera buscao,
1745 siguro que me habia hallao
mas prendido que un boton.

En la güella del querer
no hay animal que se pierda;
las mujeres no son lerdas
1750 y todo gaucho es dotor
si pa cantarle al amor
tiene que templar las cuerdas.

¡Quien es de una alma tan dura
que no quiera á una mujer!
1755 Lo alivia en su padecer:
si no sale calavera
es la mejor compañera
que el hombre puede tener.

Si es güena, no lo abandona
1760 cuando lo vé desgraciao,
lo asiste con su cuidao
y con afan cariñoso,
y usté tal vez ni un rebozo
ni una pollera le ha dao.

1765 Grandemente lo pasaba
con aquella prenda mia
viviendo con alegria
como la mosca en la miel.
¡Amigo, que tiempo aquel!
1770 ¡La pucha que la queria!

Era la águila que á un arbol
dende las nubes bajó,
era mas linda que el alba
cuando vá rayando el sol,
1775 era la flor deliciosa
que entre el trevolar creció.

Pero, amigo, el comendante
que mandaba la milicia,
como que no desperdicia
1780 se fué refalando á casa:
yo le conoci en la traza
que el hombre traiba malicia.

Él me daba voz de amigo,
pero no le tenia fé.
1785 Era el gefe y, ya se vé,
no podia competir yo;
en mi rancho se pegó
lo mesmo que saguaipé.

A poco andar, conocí
1790 que ya me habia desvancao,
y él siempre muy entonao,
aunque sin darme ni un cobre,
me tenia de lao á lao
como encomienda de pobre.

1795 A cada rato, de chasque
me hacia dir á gran distancia;
ya me mandaba á una estancia,
ya al pueblo, ya á la frontera;
pero él en la comendancia
1800 no ponia los piés siquiera.

Es triste á no poder mas
el hombre en su padecer,
si no tiene una mujer
que lo ampare y lo consuele:
1805 mas pa que otro se la pele
lo mejor es no tener.

No me gusta que otro gallo
le cacarée á mi gallina.
Yo andaba ya con la espina,
1810 hasta que en una ocasion
lo pillé junto al jogon
abrazandome á la china.

Tenia el viejito una cara
de ternero mal lamido,
1815 y al verle tan atrevido
le dije: “Que le aproveche;
que habia sido pa el amor
como gaucho pa la leche”.

Peló la espalda y se vino
1820 como á quererme ensartar,
pero yo sin tutubiar
le volví al punto á decir:
“-Cuidao no te vas á pér... tigo;
poné cuarta pa salir”.

1825 Un puntaso me largó,
pero el cuerpo le saqué,
y en cuanto se lo quité,
para no matar un viejo,
con cuidado, medio de lejos,
1830 un planaso le asenté.

Y como nunca al que manda
le falta algun adulon,
uno que en esa ocasion
se encontraba alli presente
1835 vino apretando los dientes
como perrito mamon.

Me hizo un tiro de revuelver
que el hombre creyó siguro,
era confiao y le juro
1840 que cerquita se arrimaba,
pero siempre en un apuro
se desentumen mis tabas.

El me siguió menudiando
mas sin poderme asertar,
1845 y yo, dele culebriar,
hasta que al fin le dentré
y ay no mas lo despaché
sin dejarlo resollar.

Dentré á campiar en seguida
1850 al viejito enamorao.
El pobre se habia ganao
en un noque de lejia.
¡Quién sabe como estaria
del susto que habia llevao!

1855 ¡Es sonso el cristiano macho
cuando el amor lo domina!
El la miraba á la indina,
y una cosa tan jedionda
sentí yo, que ni en la fonda
1860 he visto tal jedentina

Y le dije: “-Pa su agüela
han de ser esas perdices”.
Yo me tapé las narices,
y me salí estornudando,
1865 y el viejo quedó olfatiando
como chico con lumbrices.

Cuando la mula recula,
señal que quiere cosiar,
ansi se suele portar
1870 aunque ella lo disimula:
recula como la mula
la mujer, para olvidar.

Alcé mi poncho y mis prendas
y me largué á padecer
1875 por culpa de una mujer
que quiso engañar á dos.
Al rancho le dije adios,
para nunca mas volver.

Las mugeres dende entonces
1880 conoci á todas en una.
Ya no he de probar fortuna
con carta tan conocida:
muger y perra parida,
no se me acerca ninguna.

Continua en

Martín Fierro - José Hernández - capítulos XI, XII y XIII

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